viernes, febrero 14, 2014

Bajo la lluvia, en la estación de autobús... y sin un solo libro

Las estaciones de autobús son funestas. Te lo digo yo, que me he tragado unas cuantas. Saben mal, a rancio.
Recuerdo la antigua estación de autobuses de Pampaluna: paredes pintadas de amarillo pollo con desconchones. Rincones oscuros y jeringuillas. Señor con boina y nariz larga que me declara su amor infernal. Yo haciéndome la sueca y él, detrás. Y esta conversación:

- ¿Estás casada?
- No. (Pazguata de mí, por responder y por responder la verdad.)
- Entonces, ¡te casas conmigo?
- No.
- Mujer, entonces solo como amigos...
¿Como amigos nos casamos?, pensé. No dije nada más. Pero diez años después, revivo el ambiente de desconchón y decorado color yema de huevo.

Es domingo, salgo zumbada del hotel donde he pasado setenta y dos horas trabajando con breves intervalos de sueño y partidas de Monopoly con mis primos. Salgo pensando: por encima de Carlos Quinto me voy a Algeciras a ver a mi amiga Merl. La ciclo génesis explosiva me estalla en plena cara. El viento se me lleva el paraguas, que vuela volteado y yo agarrada a él. Lágrimas heladas y aparición de un viejecito que me grita:

- ¡De frente, de frente!

Y al cielo con ella, digo con él, mascullo.  Pongo el paraguas de frente mientras pienso que aquello también es un símbolo.
Pillo un taxi pero aún así llego a la estación de autobús calada, el abrigo hace chop chop y mis botas que en el Norte son impermeables, en Sevilla se ríen de mí.
Directa a la ventanilla. Compro un billete para Algeciras y veo que tengo nada mas y nada menos que una hora para disfrutar antes de mi viaje. Una deliciosa hora en el infierno. Fuera la lluvia golpea enloquecida.  Dentro hay un catálogo de miserias por los rincones.
Hay una gotera, y un hombre que tiene un ojo más grande que otro. Y claro, mira mal.

No sé dónde ir. Al fondo veo un cuartito guarecido bajo el cartel de "cafetería", y no hay casi nadie.
Entro y veo a una camarera joven, una pizarra donde pone "tenemos menudo" y un policía con porra.
- ¿Me puedo sentar aquí?
- ¿Quieres menudo?
- No, solo una botella de agua grande.

Al final pido también un trozo de tarta de manzana de plástico. Sabe a goma con gelatina y una lámina de manzana de verdad pegada, como un espejismo.
La camarera pone la radio. Suena una música de jazz, los cristales están empañados. De pronto me siento en casa, protegida. No tengo nada para leer, el móvil está casi muerto. Solo puedo pensar y escuchar la música para entretenerme.
Pienso en la lluvia, pienso en el viaje. Rezo un poco. Canto canciones de Dani Martín en mi interior cuando se acaba la música de Jazz. Me imagino a la camarera vestida con cofia y delantal almidonado. Y me imagino que el guardia de la porra es su novio cuando se despide de ella diciendo. "adiós, chiqui".


Subo al autobús entre cortinas de agua y mareas de viento. Le pregunto al chauffeur por el cinturón de seguridad, no lo hay. Me siento, tarareo los primeros acordes de Peter Pan de El canto del Loco y susurro: "Dios mío, Tú eres mi cinturón de seguridad". Arrancamos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Y no habia ni "Telva" para comprarse??!! Me imagino esa hora de chicle, que se hace eterna, pero que tu, al describirla, hasta nos parece entretenida.
ANONIMO CON MAYUSCULAS

Adaldrida dijo...

Anónimo con mayúsculas... ¡era domingo!

Anónimo dijo...


Semejanzas y diferencias con una estación en Argentina:
1) En lugar de jeringuillas, habría restos de una bolsa con pegamento.
2) El señor pesado se acercaría con dos objetivos no excluyentes: levantarte (ligarte) y/o llevarse tu cartera.
3) La torta de manzana también sería similar a plástico.
Por haber pasado (y seguir pasando) momentos similares, trato de no olvidar un libro y un pequeño frasco de perfume.
Me has hecho sonreír con tu desventura.
Saludos para ti

Anónimo dijo...

Me encanta eso de... "sin un sólo libro", lo demás aún puede pasar (el amarillo, el señor ligón pesado, la lluvia, la tarta de manzana... pero no tener libros es una verdadera tragedia, menos mal que tienes tu "cinturón de seguridad" particular. Besos

Madreconcarné dijo...

La lluvia en Se villa es una pura maravilla...

ByG dijo...

Hasta parece ameno jejeje! lo cuentas genial!
un besi